Todo, absolutamente todo, acaba.

Y esque todo lo bueno acaba, no todas tenemos nuestro final feliz, aunque menudo final es este de algo que ni siquiera había empezado. Sabía que esto iba a pasar, lo sabía. No es la primera vez que la cago por darle tiempo al tiempo. ¿Tiempo al tiempo? ¡A tomar por culo! A partir de ahora sé que a la más mínima he de cortar por lo sano y dejar atrás esos estúpidos detalles que me hacen pensar que esto va a durar mucho más.
Fue uno de los mejor días de mi vida, sí, ese 18 de marzo del 2011. Lástima que se quedase un día, no entiendo porque tener un día juntos pudiendo tener meses, e incluso años. Pero claro, eso es lo que yo quiero, no lo que tú quieres. Desde el primer momento sabía muy bien tus intenciones, las mismas que todos, pero me dejé llevar. Y lo que es más, me dejé engañar. Podría haber sufrido mucho menos, ¡claro que podría haber sufrido mucho menos! Pero no, y es que parece que todo lo malo me pasa a mí, soy como un imán para la mierda y las injusticias. ¿Pero de qué sirve lamentarse? De nada, ¿no? Intentaré olvidarte, lo intentaré. No creo que lo consiga pero la intención es lo que cuenta, o eso dicen...
Sé que esto no lo vas a leer, pero antes de acabar esta inútil parrafada que solo sirve para desahogarme, quiero decirte otra vez más que pase lo que pase, te seguiré queriendo.

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