(NUNCA) es tarde.

Nunca es tarde. Cuando piensas que las cosas van sobre ruedas, que tienes todo bajo control, que cabe alguna posibilidad de cumplir tu sueño, muy muy muy pequeñita, pero existe. Sabes que en su corazón hay una, una que su nombre empieza por “P”, ¿y si eres tú? No, sabes que no. Que hay mil nombres que empiezan por “P” como para ser tú. Entonces es cuando descubres que esa “P” es “P” de Puta. Si, la típica zorra, egoísta que solo piensa en ella y que para ser feliz es capaz de hacer pasarlo mal a varias personas. ¿Qué más da que sea una persona quien sufra que qué sean diez? Ella es feliz, entonces nada más importa. No es la primera vez que lo hace, por algo es “la puta”. Pero la cosa no queda ahí, sino que además de puta es mentirosa. Si, te miente. Te miente a ti,  ¿y a cuántos más? Quién sabe... no lo sabe ni ella, ni ella es consciente de lo que hace, ¿o sí? Sí, lo más triste es que sí es consciente. ¿Pero que puedes hacer? ¿De qué te va a servir lamentarte? De nada. Lo mejor, aunque también lo peor, que puedes hacer es quedarte quietecita y ver como están juntos mientras te mueres de envidia. Sí, deseando ser tú la que está entre sus brazos, escuchando sus te quieros y pudiéndole responder un: yo más. Pero tienes que aguantarte y ver como es ella quien le responde el “te quiero” más falso de la historia. ¿Qué le quieres? ¿A él y a cuántos más, bonita? Y es más, ¿para qué le quieres? ¡Ah, ya! Para dar envidia al que quieres de verdad. Tienes que ver como tontea con él solo para tenerle detrás suyo. Si es que al final las putas son todas iguales. Pero es que no puedes hacer NADA, absolutamente NADA. Y es que, por muy fuerte que seas, cuando se trata del amor hasta los héroes más grandes parecen indefensos. J